Rafael Wenceslao Núñez Moledo nació en Cartagena de Indias, Colombia el 28 de septiembre de 1825 y murió el 18 de septiembre de 1894 en la misma ciudad. Sus padres fueron el coronel patriota Francisco Núñez y la señora Dolores Moledo hija de otro militar español que apoyó la causa independentista de Colombia. Su vocación como político se combinó con un interés profundo por la escritura, evidente en su obra intelectual y en sus planteamientos respecto a los caminos políticos que debía asumir el país[1]. Núñez lideró la llamada “Regeneración”, proceso político que terminó el régimen federal de los Estados Unidos de Colombia y guió la elaboración de la Constitución de 1886, además fue el autor de la letra del Himno nacional de Colombia, adoptado oficialmente en 1920. Fue un personaje controversial en la historia política, por personificar el antagonismo de la segunda mitad de la Colombia decimonónica y por su vida amorosa.
Retrato de Rafael Núñez
Sobre el último aspecto mencionado se basará este ejercicio investigativo, se pretenderá rastrear los datos biográficos sobre el segundo matrimonio y vida de pareja del llamado “Regenerador”, aplicando la teoría de la espiral de Tony Judt, tomada desde un enfoque íntimo, dedicando especial atención en los datos que se logren rastrear desde su círculo social más privado, en este caso, lo que pueda aportar la biografía de su segunda esposa Soledad Román.
Las nupcias con Soledad Román, su segunda esposa se llevaron a cabo el 14 de julio de 1877 en París, donde ante el cónsul colombiano José Triana contrajeron matrimonio civil. Este matrimonio causó gran controversia y lo condenó tanto a él como a Soledad al rechazo por parte de amplios sectores de la sociedad bogotana, los copartidarios liberales y también por los opositores de Núñez. Se le tachó de bígamo debido a que la ley eclesial no aceptó el divorcio, aunque por vía civil desde 1872 el vínculo con su primera esposa Dolores Gallego se había acordado. En febrero de 1889 el matrimonio Nuñez-Roman se consagró ante la iglesia católica tras la muerte de Dolores Gallego, así la pareja pudo convivir tranquilamente con la aprobación eclesial por cinco años mas hasta la muerte de Núñez en 1894.
Soledad Román Polanco
Nació en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia en 1832 y murió el 19 de octubre de 1924 en la misma ciudad a sus 84 años. Sus padres fueron el químico español Manuel Román y Picón y Rafaela Polanco y Ripoll.
Soledad Román de Núñez 1881[2]
Antes de ser primera dama su vida transcurrió como la de cualquier dama pudiente de su tiempo; aunque era una joven particular, “era de buen ver, inteligente, decidida y laboriosa, que se distinguía por su madurez, independencia de criterio y amor al trabajo”[3]. Creció en un hogar de principios conservadores y católicos. Tras la muerte de su madre como hija mayor que era toma las riendas de la casa. Desde muy joven comenzó a trabajar en la botica que tenía su padre, alternando con la responsabilidad de educar a sus hermanos menores.
Siempre fue una mujer de carácter y templanza, independiente y culta; precedía tertulias en su casa y militaba fervientemente en la filas del partido conservador; en definitiva una mujer poco convencional para su época, lo que le trajo envidias y reniegos. A lo mejor estas cualidades fueron las que cautivaron y enamoraron al Dr. Núñez.
Los matrimonios por conveniencia entre las familias del círculo social alto eran comunes, uniones entre los prospectos notables y las descendientes de los prohombres de la nación. El padre de Soledad le concertó compromiso con el hijo de un adinerado comerciante catalán, Pedro Maciá. Sin embargo Soledad rompió éste tras cinco años de convivencia desde 1852.
En 1874, como herencia de su padre recibe varias propiedades, entre ellas la casa del Cabrero y dos mil pesos, los cuales destina a la creación de su propio negocio, una cigarrería llamada “El Dique”, negocio al que se dedica fielmente.
UNA ODISEA DE AMOR
Soledad conoció a Rafael en la casa del político y general Juan José Nieto. Al parecer fue invitada por él mismo para que conociera personalmente al joven Núñez, quien a pesar de su juventud ya había sido gobernador de Bolívar. A Soledad no le cayó en gracia ese pequeño complot organizado por Nieto, así que ideaba la manera de poner distancia. Núñez intentó cortejarla pero Soledad no aceptó las proposiciones del joven. Además los planes que tenía su padre para ella eran distintos, pretendía casarla con el español Maciá, lo cual se dio, pero el compromiso duro solo cinco años, así que Soledad regresó a la soltería en 1857.
Tras el rechazo de la señorita Román, Núñez parte hacia Panamá y tiempo después contrae matrimonio con Dolores Gallego el 25 de febrero de 1951; ella era la cuñada del ex presidente José de Obaldía y se trató también de unas nupcias por conveniencia. De la unión saldrían dos hijos y un fracaso amoroso que terminó en divorcio oficial el 25 de abril de 1872.
La carrera política de Núñez iba en ascenso cada vez más, adquiriendo notoriedad e importancia en el círculo liberal del país, su posición anti federalista lo llevó hacerse vicepresidente de la Cámara como representante del partido liberal. Posterior a esto conquistó cargos como Secretario de Guerra, Hacienda y del Tesoro. Mientras la vida de Núñez trascurría dentro del mundo político, Soledad seguía su vida de soltera atendiendo su tienda de tabacos en Cartagena.
Los viajes de Núñez hacia Cartagena eran frecuentes, visitaba a su familia y por supuesto aprovechaba para saludar a Soledad quien siempre estaba al tanto de sus acciones. Núñez le insistió y nuevamente pidió su mano y ella tajantemente se rehusó por segunda vez a pesar de ser soltera.
Núñez ya como cónsul en Nueva York vivió un apasionante amorío con la señora María Gregoria de Haro de Logan, una mujer ilustrada, bella y amante de la poesía. Viajaron en 1865 por el nombramiento de Núñez como cónsul en El Havre en Liverpool y también viajaron a París donde vivieron juntos algunos años, pero este amor también se terminó.
De regreso a Colombia y de paso por su ciudad natal, encontró a una Soledad emocionada y abierta a que él le cortejara de nuevo, pero Núñez sin dejar atrás su galanura se mostró esquivo, y más bien decidió reanudar un antiguo amor con una señora llamada Nicolasa Herrera. Sus enemigos políticos aprovecharon esta circunstancia para intentar opacar su imagen y así afectar su carrera política, apelando por Dolores Gallego quien aún seguía siendo su esposa oficial, pues el trámite de divorcio por vía eclesial aún no se concretaba, mostraban a su esposa como una desventurada mujer por las andanzas amorosas de su esposo el Dr. Núñez. Sus deseos de ser postulado como candidato liberal para la presidencia se vieron trucados por las habladurías, nostálgico y afligido regresa a su ciudad natal a labrarse nuevos caminos.
Ocurre un giro a su espinoso amor, cuando para sorpresa de Núñez encuentra a su regreso a Cartagena una Soledad activa políticamente, quien a partir de sus tertulia libradas desde su casa, se fue convirtiendo en una especie de “emisaria de la política”. Soledad convertida en una admiradora mas de Núñez, a pesar de su militancia en el partido conservador y junto a sus amigos locales, impulsan nuevamente su carrera política postulándolo como candidato a la presidencia de Bolívar. En la marcha de esta iniciativa política, el acercamiento entre ellos se propició fervientemente. Ahora Núñez tenía a su amor y un triunfo electoral.
Las dificultades aún no paraban, a sabiendas que un matrimonio por la iglesia no era posible, debido a que el divorcio con Dolores Gallego seguía siendo negado por la curia y que Soledad tan fiel a sus principios católicos, celebrar un matrimonio por lo civil seria propiciar un escándalo monumental y su nombre ahora seria atacado abiertamente, sin embargo el amor venció, y la ceremonia civil se celebró en Paris el 14 de julio de 1877.
La Colombia del siglo XIX era una sociedad pacata, en la que los valores católicos eran los que primaban y dictaban que el sacramento del matrimonio era indeleble y se rechazaba completamente los enlaces civiles, los cuales también carecían de un aval y reconocimiento público. Pero ellos se atrevieron a desafiar las tradiciones de su época, afrontando con fortaleza y amor los desafíos que devinieron. La controversia causada por el matrimonio los condenó tanto a él como a Soledad al rechazo por parte de amplios sectores de la sociedad, los copartidarios liberales y opositores de Núñez, incluso de se le tachó de bígamo debido a que la ley eclesial no aceptó el divorcio, aunque por vía civil desde 1872 el vínculo con su primera esposa Dolores Gallego se había acordado. En febrero de 1889 el matrimonio Núñez-Román se consagró ante la iglesia católica tras la muerte de Dolores Gallego, así la pareja pudo convivir tranquilamente ya con la aprobación eclesial por cinco años mas hasta la muerte de Núñez en 1894.
Referencias
- Ariza Ezpeleta, Benjamín. “El pragmatismo político de Núñez”. Boletín de historia y antigüedades vol. 93, N° 834. Ed. Guadalupe. Bogotá, 2005. Pp 655 – 670.
- Otero Muñoz, Gustavo. “Un hombre y una época: la vida azarosa de Rafael Núñez”. Editorial a b c. Bogotá, 1951. P 439.
- Espinosa, Germán. “Los amantes del Cabrero”. Revista Cambio N° 444-445. Bogotá, 2001. Pp 22- 26.
- Galvis, Silvia. “Soledad Román de Núñez: Los afanes del Concordato”. Revista Credencial Historia. 1993. Publicación digital en la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República. http://www.banrepcultural.org/node/32785.
- Sourdis Nájera, Adelaida. “Mujeres que amaron a Núñez”. Revista Credencial. En: http://www.revistacredencial.com/credencial/content/mujeres-que-amaron-n-ez-0#ref_15.
- Tatis, Gustavo. “En las sombras de Soledad Román”. El Universal. 2009.
- Gran Enciclopedia de Colombia. “Román de Núñez, Soledad”. Círculo de Lectores.
[1] Tomado de: “Rafael Núñez, el regenerador (1825-1894)”, artículo de Nicolás del Castillo Mathieu. Publicado en Revista Credencial Historia, N 13.
[2] Carlos A. Román. Tarjeta de visita. Soledad Román de Núñez (con dedicatoria). 1881. En: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/modosycostumbres/cartag/cartag16.htm
[3] Sourdis Nájera, Adelaida. “Mujeres que amaron a Núñez”. Revista Credencial. En: http://www.revistacredencial.com/credencial/content/mujeres-que-amaron-n-ez-0#ref_15
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